Mirar el vaso medio lleno, esperar siempre lo mejor de la vida, convertir las derrotas en oportunidades y pensar en frases como que ´todo es por algo´ a pesar de los fracasos, penas o pérdidas, parecen ser rasgos de personalidad de personas optimistas.
La psicóloga Patricia Zuñiga, miembro fundadora del Centro del Dolor de Chile, quien abordó la importancia del constructo optimismo en la psicología de la salud en durante la “Tercera Jornada de Dolor Crónico no Oncológico”, desarrollada en conjunto con la carrera de Psicología de la U. del Pacífico y la Clínica Kennedy Santiago, señala que las investigaciones han reportado que un sinnúmero de síntomas son menores en las personas que son más optimistas. “Ellas tienen mejor salud física y mental y tienen mejor adherencia terapéutica. Por tanto se transforma en un factor protector tremendo y factor importante para ver el índice de recuperación, sobre todo cuando hablamos de dolor y de cirugía”, señaló.
La experta quien desarrolló la temática Optimismo y Salud, hizo alusión a estudios que indican que este constructo tiene que ver con la estructura de personalidad y que se define como una propensión de ver y juzgar las cosas en sus aspectos mucho más favorables. “Scheier y Caver, lo van a definir como un conjunto más o menos estable y por eso también se dice que está en la base de la estructura de personalidad. Por lo que siempre las expectativas serán positivas, de que van a ocurrir cosas buenas en la vida y no verán todo negro. Las personas optimistas siempre sentirán que en su vida van a pasar cosas buenas y positivas”, comentó.
Las últimas investigaciones, indicó, señalan que las personas que son optimistas generalmente van a presentan menos dolor y menos sintomatología del dolor, que se van a adherir más rápidamente al tratamiento y por lo tanto, van a dejar de sentir dolor en forma más rápida. “En la salud se ha encontrado que las personas optimistas, tienen mayores predictores de salud física y salud emocional. Y aunque se enfermen, siempre van a pensar que van a salir del proceso. No se van a dejar estar. En afrontamiento, las personas que son optimistas tienen mayores estrategias efectivas para afrontar los estresores y sobre todo las enfermedades. Y es super importante porque sabemos que podemos hacer tratamientos exitosos con ellos. Por eso el optimismo se transforma en un elemento o variable psicosocial que es bastante importante de estudiar. Y respecto a la enfermedad, las personas optimistas incluso en enfermedades graves como el cáncer, siempre van a pensar que tienen mejores posibilidades de salir adelante. Tienen la creencia de que van a poder enfrentar mejor su proceso. Y eso implica que haya mayor adherencia terapéutica”, explicó.
La psicóloga mencionó que esta disposición optimista asume que cuando surjan dificultades, las personas que tienen este estilo pensarán que todo se solucionará más rápido. “Serán capaces de ver 20 o mil alternativas para solucionar el problema”.
La profesional señaló que el optimismo disposicional es posible medirlo, para lo cual fue creado el instrumento LOT-R. “Un instrumento que está muy validado y que es muy utilizado para evaluar el optimismo como un factor protector físico, de bienestar emocional, para el afrontamiento, el neuroticismo y la salud”, agregó.
Así dentro de los ejemplos, la psicóloga Patricia Zuñiga hizo alusión al de Hurt el 2014, quienes ocupando el LOT R para un estudio sobre la relación en el pensar positivamente en pacientes con parkinson, se determinó que las personas que eran más optimistas tenían mayor bienestar y calidad de vida que aquellas que no lo eran. Resultados similares a los obtenidos por Coronado el 2017, sobre Optimismo, Catastrofización y Dolor de hombro. “Generalmente estos estudios reportan que las personas más optimistas tienen menos catastrofización, menos creencias irracionales, y por lo tanto con las intervenciones, ya sean médicas o kinésicas, disminuye su dolor. Es decir tienen un buen manejo del dolor. Entonces se habla de que es una variable bien importante, porque a diferencia de los que no eran optimistas, ellos desarrollaban catastrofización, y aumentaba el dolor, independiente de que el tratamiento fuera efectivo”, señaló.
La profesional señaló también, que si bien esta es una condición que forma parte de la estructura de la personalidad, no todo estaría perdido para aquellos que no la tienen. “Si no la tiene se puede hacer algún tipo de estrategia que tenga que ver más con el afrontamiento, es decir, relacionado a las variables cognitivas y con las creencias. Es a través de éstas últimas que se puede ir confrontando al paciente en los aspectos positivos y negativos, inducirlo al optimismo y aumentar su bienestar. No quiero decir que se pueda transformar en alguien 100% optimista, pero va a poder ver y tener otra mirada u otro tipo de foco”, finalizó.
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